La mentira de Karna

Karna había sido abandonado al nacer y no conocía la verdad acerca de su procedencia. Fue criado por Adhirat, el cochero que lo encontró, y el pensaba que Adhirat era su padre.

Por este motivo, cuando Karna era joven, los grandes arqueros no querían enseñarle. Decían: “No podemos enseñarte. Eres un plebeyo. Vienes de una casta inferior.”

Finalmente acudió a Parashuram, uno de los arqueros más grandes de la India y, cuando Parashuram le preguntó por su casta, dijo: “Vengo de una familia Brahmin.”

Parashuram lo creyó y le enseñó arquería, y así Karna se convirtió en un gran guerrero. Sucedió entonces que una tarde, después de enseñar a Karna durante un largo rato, Parashuram se tumbó a descansar. Se acostó con la cabeza sobre el regazo de Karna y durmió pacíficamente. De repente, Karna fue picado por un insecto. De hecho, era un demonio bajo la forma de un insecto. Su nombre era Alarka y su mordedura causó tremendo sufrimiento.

El muslo de Karna comenzó a sangrar profusamente y la mordedura era muy dolorosa, pero él permaneció callado porque no quería perturbar la paz de su maestro. Después de algún tiempo, Parashuram despertó y vio la situación, y preguntó qué había ocurrido.

Karna le dijo: “Maestro, mientras dormías, un insecto me mordió. Pero no es nada. No tiene ninguna importancia. Me alegré de que pudieras descansar tanto como quisieras, y este pequeño insecto no me molestó en absoluto.”

Inmediatamente Parashuram destruyó al insecto. Entonces dijo: “Karna, te estoy agradecido, pero me has engañado.”

“¿Cómo? ¿Cómo te he engañado?”

“No mataste a este insecto. Me has mentido. Karna, tú no pedes ser un Brahmin. Viniste a mí como un Brahmin y por eso te instruí. Pero si realmente hubieras sido un Brahmin, no habrías tolerado esto. El fuego interno de un Brahmin emerge en todo momento que hay una injusticia. Cuando este insecto te mordió, fue una terrible injusticia, sin embrago tú lo toleraste.”

Parashuram dijo entonces que ya no podía enseñar más a Karna, y le ordenó que se marchase. Parashuram había enseñado a Karna como usar una poderosa arma que le había sido dada por el dios Indra. Pero como castigo por su engaño, el maestro pronunció una maldición sobre él. La maldición fue que en su momento de mayor necesidad, en el ardor de la batalla, olvidaría el secreto de cómo emplear su arma más poderosa.

Este fue el resultado de la única mentira de Karna.

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