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La quintaesencia del misticismo

Hay tres senderos principales que conducen a la realización de Dios: el sendero del servicio, el sendero del amor y la devoción y el sendero del conocimiento y la sabiduría. El Raja Yoga (Misticismo) es un aspecto importante del Yoga del Conocimiento (Jnana Yoga).

El Conocimiento Supremo es algo infinitamente más que el mero conocimiento filosófico. El misticismo es experiencia, la experiencia íntima y directa de la Verdad. Tras cubrir una gran distancia en el sendero del conocimiento, la filosofía se cansa y se toma un descanso. El misticismo comienza donde y cuando la filosofía termina. Los visionarios Védicos, tras haber experimentado personalmente el conocimiento de la Verdad, lo revelaron al mundo en general. Los visionarios cantaron:

A Él he conocido, al Supremo Ser,
refulgente, luminoso como el sol
más allá de la oscuridad,
mucho más allá del abrazo de la devoradora tiniebla.

Las experiencias de los visionarios nos enseñan que la Realidad trascendental y la Existencia que todo lo encarna son una y la misma cosa.

Un místico considera la unidad y la diversidad como una. Más aún, ve la unidad en la diversidad. Le dice al mundo que lo Uno y lo múltiple son uno. Lo Uno es múltiple en su forma universal. Lo múltiple es uno en su forma trascendental.

En nuestra vida espiritual nos encontramos con dos palabras significativas: ocultismo y misticismo. El ocultismo es secreto y clama por el secreto. Quiere hacer todo en el máximo secreto. El misticismo no es así. El misticismo esta dispuesto a ofrecer su logro, la sabiduría trascendental, a todos los que claman por ella.

La diferencia entre un filósofo y un místico yace en el hecho de que un filósofo, con la mayor dificultad, ve desde una distancia, y con bastante imperfección, el cuerpo de la Verdad; mientras que un místico entra en el alma misma de la Verdad a su antojo, y puede vivir allí tanto tiempo como quiera. Además, le es permitido por el Supremo hacer emerger la vasta riqueza del alma y compartirla con los buscadores de la Verdad. El misticismo afirma que el conocimiento del Divino es universal.

Entremos por un momento en el misterio excelso de Vak en los Vedas. Vak es la Palabra. Vak encarna y al mismo tiempo revela la Verdad. En su encarnación de la Verdad, recibe la inspiración creativa del Supremo en medida infinita. En su revelación de la Verdad, le ofrece el Liberador Supremo a la humanidad. Vak es el vínculo de conexión entre dos mundos: el mundo que aún no se ha realizado y colmado a sí mismo y el mundo que ya se ha realizado y está colmándose a sí mismo.

El misticismo tiene un lenguaje propio. Su nombre es intuición. En ella, ninguna mente o análisis mental puede nunca existir. Un místico se sienta en las alas del ave de la intuición y vuela hacia lo último Real. La intuición revela la unicidad perfecta de la Visión trascendental y la Realidad absoluta. Un místico es lo bastante sincero para decir la verdad. Él dice que le resulta poco menos que imposible interpretar su experiencia interna. No hay palabra o pensamiento que pueda hacer justicia a su experiencia. Esto es lo que los visionarios Védicos querían decir cuando exclamaron: “¿Què diré, qué pensaré verdaderamente?” La pobre mente y los sentidos ya no están vivos más, habiéndose desintegrado en su carrera hacia lo Desconocido. No es para ellos el misterio último del universo. No es para ellos el conocimiento del Más Allá.

El misticismo enfatiza la unidad de todas las almas en el alma universal. Cuando miramos al universo, lo vemos como el escenario de conflicto entre el bien y el mal, la oscuridad y la luz, la ignorancia y el conocimiento. Huelga decir que esta lucha comenzó mucho antes de la aparición del hombre, y aún continua. La luz funciona en y a través del alma aspirante; la oscuridad funciona en y a través del alma no aspirante. La transformación real de la naturaleza humana no viene mediante una vida austera, ascética o un completo apartamiento del mundo, sino mediante una gradual y total iluminación de la vida. Para eso, uno necesita aspiración. La aspiración, y sólo la aspiración, es la precursora de la iluminación.

Una experiencia mística es la certeza interna de la Verdad para el aspirante. Esta certeza se asienta sobre la revelación. La revelación es autoridad interna. La autoridad interna es conclusiva. ¿Quién tiene esta autoridad? No aquel que es una víctima de la despiadada lógica, sino aquel que ha tenido la experiencia o que ahora ha devenido en la experiencia misma. La lógica es la verdad razonadora y razonada, lo cual es el orgullo de lo finito. El misticismo es la Verdad reveladora y revelada, lo cual es el orgullo del Infinito. Si creemos en el misticismo, debemos entonces darnos cuenta de que la Verdad Última no sólo está por encima de la razón, sino que también es contraria a la razón. Si creemos algo por medio de la razón, entramos en un sendero torturador de la vida, el de la pluralidad. Pero cuando creemos algo a través de nuestra fe mística, interna, entramos en un sendero donador de vida y colmador de la vida, el de la Realidad Trascendental de la unidad.

Martín Lutero desconfió vehementemente de la efectividad de la razón. Ni tampoco tuvo fe alguna en el ritual o el mero trabajo como un medio hacia la salvación. En su misticismo, vemos el sonriente y convincente rostro de la fe. Sólo la fe puede llegar a producir la salvación. Sólo la fe tiene la llave de la salvación.

Existencia y esencia viven juntas. Son una. En el siglo XIII, el Maestro Johannes Eckhart aseveró dinámicamente este punto de vista. Tenemos que realizar que la esencia está singularmente manifestada en las divinas cualidades del alma humana, mientras que la existencia está gloriosamente manifestada en las cualidades humanas del alma divina. El final del viaje para el alma humana es la unión completa con Dios. El final del viaje para el alma divina es la manifestación perfecta de Dios.

El misticismo nos dice que la realización de Dios puede ser lograda no por la práctica de ideas, sino por el constante sentimiento de unidad con la Verdad. Una idea, como mucho, indica el aspecto pasivo del mundo sensorial porque una formación mental está directa o indirectamente atrapada por el mundo sensorial. Pero el sentimiento de unidad con la Verdad trasciende fácilmente el mundo sensorial e indica el aspecto activo y dinámico del proceso evolutivo de la vida en la manante corriente de la Eternidad.

Un místico le dice al mundo que el Cuerpo de Dios es la Sabiduría y el Alma de Dios es el Amor. Una persona mundana siente que su cuerpo y sus actividades físicas dan forma a su alma. Un místico dice sonriente que es el alma quien moldea al cuerpo y lo transforma en la luz-conciencia ilimitada del alma.

El misticismo no es una religión. El misticismo es la más alta aspiración que la religión encarna. El misticismo sirve como un remedio, no sólo para aquellos que imploran por ver el Rostro de su Amado Dios sino también para quienes tienen miedo de ver el Rostro de Dios en Su Omnisciencia y Su Omnipotencia, e incluso para aquellos que son despiadada e imperdonablemente incrédulos y escépticos sobre la existencia misma de Dios.

American University
Washington, D.C.
21 de abril de 1969