Autocontrol no quiere decir autotortura. Tampoco quiere decir austeridad. Desafortunadamente, en occidente, el autocontrol ha sido malentendido. Mucha gente piensa que la vida ardua, austera practicada por algunos aspirantes de la India representa el ideal de autocontrol. Pero ese tipo de austeridad, castigando y torturando el cuerpo, no es autocontrol real. Es automortificación. Nos conduce a la abismal destrucción en el corazón de la ignorancia. Si alguien quiere realizar a Dios ayunando durante días y meses, será abrazado por la muerte, no por Dios. Una vida normal, natural—el sendero medio—es lo que Dios quiere de nosotros.
Buda nos enseñó a seguir el sendero medio, a no ir a los extremos. Tenemos que estar muy firmemente plantados en la tierra. La raíz del árbol está bajo la tierra y no en otra parte. La raíz está en el subsuelo pero las ramas están creciendo hacia lo más alto. El autocontrol está adentro y la manifestación de Dios afuera. El autocontrol nos conduce a la autotransformación. El autocontrol de hoy será la autotrascendencia de mañana.
Para el autodominio, el autocontrol es de suprema importancia. El autocontrol requiere tiempo. No puede lograrse de la noche a la mañana. Mediante la introspección, el autoexamen y la correcta meditación, se logra el autocontrol.
Quisiera hablar sobre un incidente en la vida de Sócrates. En cierta ocasión Sócrates y un grupo de sus admiradores fueron a visitar a un quiromántico. El quiromántico leyó la mano de Sócrates y le dijo: “¡Qué mala persona eres, desagradable y llena de problemas en el plano vital inferior! Tu vida está llena de corrupción.” Los admiradores de Sócrates estaban atónitos y querían golpear al quiromántico. ¡Qué descaro tenía para decir tales cosas de Sócrates, que era un hombre verdaderamente piadoso, un santo! Pero Sócrates dijo: “Esperad, preguntémosle si lo ha dicho todo.” Entonces el lector de manos continuó: “No, tengo algo más que decir. Este hombre tiene todas esas cualidades divinas, sin ninguna duda, pero están todas bajo su control. No ha mostrado ni una sola de ellas. Están todas bajo control.”
Antes de alcanzar la iluminación, uno puede ser atacado por todas las fuerzas no divinas del vital inferior. Pero uno puede sin duda dominarlas, como hizo Sócrates. Cualquier aspirante puede conquistar estas fuerzas negativas después de algún tiempo. Incontables veces puede ser uno atacado por los impulsos vitales, pero cada vez puede poner su pie audaz y valientemente sobre las cabezas de estas fuerzas oscuras. Llegará el día dorado en que la iluminación amanecerá en su vida, y entonces todo será transformado. Los problemas emocionales serán transformados, convirtiéndose en la fortaleza dinámica de lo divino para ser usada por lo divino. Pero hasta entonces el aspirante ha de luchar duro.
Sri Ramakrishna, el gran gigante espiritual, usaba la frase: “Amo de todo, esclavo del sexo”. Él veía lo que de hecho estaba ocurriendo en el mundo. La misma triste historia es aplicable hoy en día. La atmósfera del mundo no ha cambiado aún. Pero va a ser cambiada. ¿Quién va a cambiarla? Nosotros, los aspirantes, nosotros, los buscadores de la Luz infinita. Dios nos ha dado esta tarea inigualable, única, y tenemos que aceptarla y cumplirla aquí en la Tierra.
En el mundo externo uno sólo puede ser esclavo de un amo, pero en el mundo interno uno es esclavo de muchos amos. Estos amos son la duda, el temor, la ansiedad, la tentación, la frustración, imperfección, limitación, esclavitud y muerte. El autocontrol sólo puede ser logrado si dejamos de engañarnos a nosotros mismos. Somos dados a decir que el mundo está engañándonos. Pero si somos sinceros y profundizamos en nuestro interior llagamos a ver, sentir y realizar que somos nosotros quienes comenzamos este juego de engaño. Vinimos de Dios. Podíamos haber continuado nuestro juego en la Luz infinita. Podríamos habernos retirado al cierre de nuestro viaje en la misma Luz infinita. En lugar de eso, entramos en la ignorancia y quedamos enamorados de ella. Amamos la ignorancia y ella nos amó. Finalmente, comenzamos a comer ávidamente los frutos de la ignorancia. El resultado ha sido la autodestrucción. Somos nosotros quienes hemos abierto la puerta del engaño dentro de nosotros. Cuando las fuerzas de la ignorancia ven que la puerta está abierta de par en par, entran en nosotros, en los más íntimos rincones de nuestro corazón. ¿Cómo podemos sacarlas y retirarlas? Podemos hacerlo a través de la aspiración, a través de nuestra ascendente llama interna. Esta llama iluminará las fuerzas apagadas en nosotros, despertará los seres durmientes en nosotros e inundará nuestra vida con la Luz del Dorado Más Allá. La aspiración es la respuesta.
La enfermedad espiritual es una impureza en nuestro corazón. Y esta enfermedad tiene sólo una medicina: la devoción, la devoción al alma, la devoción a la meta, la devoción al Piloto Interno.
Autocontrol. Autocontrol quiere decir autoofrecimiento a Dios. Hagamos nuestra parte. Demos lo que tenemos. Dios hará su parte. Él nos dará lo que Él tiene. Lo que nosotros tenemos es abundante ignorancia. Lo que Él tiene es Luz infinita. Hagamos el canje.