En el campo de batalla

La gran Batalla de Kurukshetra estaba a punto de comenzar. Los principales guerreros eran ahora vistos en ambos lados. Algunos estaban deseosos de luchar a fin de demostrar su poderoso valor, mientras que había guerreros inigualables como Vishma y Drona que luchaban por obligación moral.

En el campo de batalla mismo, justo antes de que la batalla real tuviese lugar, Yudhishthira caminó descalzo hacia el ejército opuesto, precisamente hacia Vishma y Drona y otros simpatizantes, para recibir sus bendiciones. Vishma, al bendecir a Yudhishthira desde lo más profundo de su corazón, dijo: “Hijo, mi cuerpo luchará, mientras que mi corazón estará contigo y con tus hermanos. Tuya es la victoria destinada.” Drona bendijo también a Yudhishthira diciendo: “Soy víctima de la obligación. Lucharé para los Kauravas, cierto. Pero tuya será la victoria. Esta es la convicción desde mi corazón Brahmin.”

Terminadas las bendiciones, Yudhishthira regresó. Incontables trompetas, caracolas y clarines bramaron con gran estruendo, y sonaron los tambores de guerra. Los elefantes barritaban, los caballos relinchaban. La más salvaje tempestad de desató. Flechas y misiles volaron. Espadas y mazos oscilaron. Olvidado estaba el dulce y viejo afecto. La muerte cantaba su canción.

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