Cuando inhales, siente que estás inhalando las cualidades inmortales de Dios y cuando exhales, siente que estás ofreciéndole a Dios tu ignorancia.
Ahora mismo sentimos que la ignorancia es nuestra posesión. Aunque decimos que la ignorancia es muy mala, no queremos deshacernos de ella. Pero tenemos que saber que la ignorancia no es nuestra posesión real; nuestras posesiones reales son la luz, la paz y el deleite. Durante la meditación ofrécele a Dios tus posesiones falsas y recibe de Dios tus posesiones reales. Pídele a Dios que tome lo que tienes y lo que eres, y te dé lo que Él tiene y lo que Él es. Lo que tú tienes es aspiración, el llanto interno por llegar a ser divino. Lo que tú eres es ignorancia. Pídele a Dios que tome ambas, tu aspiración y tu ignorancia, y te dé lo que Él tiene y lo que Él es: Infinitud, Eternidad e Inmortalidad.