Más allá de los afanes de la vida, mi alma
es un pájaro de fuego volando en lo Infinito.
El samadhi es un estado espiritual de conciencia. Hay diferentes tipos de samadhi. Entre los samadhis menores, savikalpa samadhi es el más elevado. Más allá de savikalpa está nirvikalpa samadhi, pero hay un gran abismo entre ambos: son dos samadhis radicalmente distintos. Además, hay algo todavía más allá de nirvikalpa samadhi llamado sahaja samadhi.
En savikalpa samadhi, durante un período breve de tiempo se pierde toda conciencia humana. En ese estado, la concepción del tiempo y el espacio es totalmente diferente. Durante una o dos horas estás completamente en otro mundo. Allí ves que casi todo está hecho. Aquí en este mundo hay muchos deseos todavía insatisfechos en ti y en los demás. Millones de deseos no están colmados, y quedan millones de cosas por hacer. Pero cuando estás en savikalpa samadhi, ves que prácticamente todo está hecho; no tienes nada que hacer. Eres sólo un instrumento. Si eres utilizado, tanto mejor; de lo contrario, las cosas están todas hechas. Pero desde savikalpa samadhi todos tienen que regresar a la conciencia ordinaria.
Incluso hay grados de savikalpa samadhi. Igual que hay estudiantes brillantes y estudiantes malos en la misma clase de la escuela, también en savikalpa samadhi algunos aspirantes alcanzan el nivel más alto, mientras que otros con menos aspiración alcanzan un peldaño inferior en la escalera, donde todo no es tan claro y vívido como en el nivel más alto.
En savikalpa samadhi hay pensamientos e ideas viniendo desde varios lugares, pero no te afectan. Mientras estás meditando, permaneces imperturbable y tu ser interno funciona de una manera dinámica y confiada. Pero cuando estás un poco más arriba, cuando has llegado a ser uno con el alma en nirvikalpa samadhi, no habrá pensamientos o ideas en absoluto. Estoy intentando explicarlo con palabras, pero la conciencia de nirvikalpa samadhi jamás puede ser expresada o explicada adecuadamente. Estoy intentando hablarte acerca de esto lo mejor que puedo desde una conciencia muy elevada, pero aún así mi mente lo está expresando. Pero en nirvikalpa samadhi no hay mente; sólo hay paz y dicha infinitas. Allí se detiene la danza de la naturaleza, y el conocedor y lo conocido devienen uno. Allí disfrutas de un éxtasis supremamente divino, todo abarcador y auto-amoroso. Te conviertes en lo disfrutado, te conviertes en el disfrutador y te conviertes en el disfrute mismo.
Cuando entras en nirvikalpa samadhi, lo primero que sientes es que tu corazón es más grande que el universo mismo. Ordinariamente ves el mundo a tu alrededor, y el universo parece infinitamente más grande que tú. Pero esto sucede así porque el mundo y el universo son percibidos por la mente limitada. Cuando estás en nirvikalpa samadhi, ves el universo como un pequeño punto dentro de tu inmenso corazón.
En nirvikalpa samadhi hay dicha infinita. ‘Dicha’ es una palabra vaga para la mayoría de las personas. Oyen que hay algo llamado dicha, y algunas personas dicen que la han experimentado, pero la mayoría de las personas no tiene conocimiento directo de ello. Cuando entras en nirvikalpa samadhi, sin embargo, no sólo sientes la dicha, sino que de hecho te conviertes en esa dicha.
La tercera cosa que sientes en el nirvikalpa samadhi es poder. Todo el poder reunido de todos los ocultistas no es nada en comparación con el poder que tienes en nirvikalpa samadhi. Pero el poder que puedes tomar del samadhi para utilizarlo en la Tierra es infinitesimal comparado con su totalidad.
Nirvikalpa samadhi es el samadhi más elevado que la mayoría de los Maestros espirituales realizados alcanzan. Dura unas pocas horas o unos pocos días, y después uno tiene que descender. Cuando uno desciende, ¿qué ocurre? Muy a menudo uno olvida su propio nombre y su edad; uno no puede hablar o pensar adecuadamente. Pero a través de la práctica continuada, uno llega gradualmente a poder descender del nirvikalpa samadhi y funcionar en seguida de manera normal.
Generalmente, cuando uno entra en nirvikalpa samadhi, no quiere volver de nuevo al mundo. Si permanece dieciocho o veintiún días en ese estado, hay todas las posibilidades de que el alma abandone el cuerpo definitivamente. Hubo Maestros espirituales en el pasado remoto que alcanzaron el nirvikalpa samadhi y no descendieron. Lograron su más alto samadhi, pero les resultó imposible entrar de nuevo en la atmósfera del mundo y trabajar como seres humanos. Uno no puede funcionar en el mundo mientras se halla en ese estado de conciencia; es sencillamente imposible. Pero hay una dispensación divina. Si el Supremo quiere que un alma en particular trabaje aquí en la Tierra, incluso después de veintiún o veintidós días en ese samadhi, el Supremo puede llevar a ese individuo a otro canal de conciencia dinámica, divina, y hacer que regrese al plano terrestre para actuar.
El tipo más elevado de samadhi es, con gran diferencia, el sahaja samadhi. En este samadhi uno está en la conciencia más alta, pero al mismo tiempo uno es capaz de trabajar en el tosco mundo físico. Uno mantiene la experiencia de nirvikalpa samadhi mientras entra simultáneamente en las actividades terrenales. Uno se ha vuelto el alma, y al mismo tiempo está utilizando el cuerpo como un instrumento perfecto. En sahaja samadhi uno hace las cosas habituales de un ser humano ordinario. Pero en las cavidades más profundas del corazón uno está cargado de iluminación divina. Cuando uno experimenta sahaja samadhi, se vuelve Amo y Señor de la Realidad. Uno puede a su antojo ir hasta lo Altísimo y luego descender a la conciencia terrenal para manifestar.
En muy raras ocasiones, incluso después de haber alcanzado el tipo más elevado de realización, es alguien bendecido con el sahaja samadhi. Muy pocos Maestros espirituales han logrado este estado. Para el sahaja samadhi se requiere la Gracia Infinita del Supremo. Sahaja samadhi sólo viene cuando uno ha establecido su unicidad inseparable con el Supremo o cuando uno quiere demostrar, en raras ocasiones, que es el Supremo. Quien ha logrado sahaja samadhi y permanece en este samadhi, manifiesta a Dios consciente y perfectamente en cada momento, y es por consiguiente el mayor orgullo del Supremo Trascendental.