P. Cuando me siento a meditar, tengo que concentrarme tanto en mantener la mente quieta, que no puedo contactar con mi ser interno.
R. Puede que no lo sepas, pero estás haciendo lo correcto. Cuando estás intentando calmar y aquietar tu mente, te estás concentrando. En la concentración, intentas controlar tus pensamientos y emociones. La concentración tiene que abrir camino a la meditación. Para poder meditar tienes que haber disciplinado ya en cierta medida tu vida emocional y tu mente inquieta. Cuando tengas éxito en ahuyentar a todos los pensamientos que perturban tu mente, tarde o temprano tu ser interno saldrá a la superficie, como el sol ardiente disipando el velo de las nubes. Ahora mismo el sol interno está cubierto de nubes: pensamientos, ideas, dudas, miedos, etcétera. Cuando puedas ahuyentarlas, verás que tu ser interno luce, brillante y radiante, justo delante de ti.
P. ¿Cómo puede uno saber si está concentrándose o meditando?
R. En la concentración hay tremenda intensidad; es como una flecha entrando en el blanco. Si sientes una fuerza intensa energizándote, es el resultado de tu concentración. Pero en la meditación hay paz y un sentimiento de vastedad a todo alrededor, sobre todo en la mente. Si sientes en lo profundo de ti un inmenso mar de paz, luz y dicha, se debe a tu meditación. La meditación es todo paz, serenidad y vastedad. Hay intensidad, pero la intensidad está rebosante de luminosidad. En la concentración no tiene por qué haber y a menudo no hay la más alta luminosidad.
Además, la concentración quiere resultados inmediatos. Está dispuesta a hacer cualquier cosa para lograr su objetivo. La meditación siente que tiene tiempo infinito a su disposición. Eso no significa que la meditación rechace el tiempo fugaz. No, lo aprecia, pero dentro del tiempo fugaz ve el tiempo sin fin. Es por eso que la meditación tiene dentro paz infinita.
No des preferencia a una de estas experiencias. Si el Supremo quiere concentrarse en ti y a través de ti, tú lo permitirás. Y si quiere meditar en ti y a través de ti, también lo permitirás.
P. Una vez que hemos aprendido a meditar, ¿ya no debemos practicar mas la concentración?
R. Como regla general, los aspirantes que están comenzando en la vida espiritual deben practicar la concentración por lo menos varios meses. Una vez que han aprendido a concentrarse, entonces la meditación se hace fácil. Pero incluso cuando has aprendido a meditar, es buena idea concentrarte durante varios minutos antes de empezar la meditación diaria. Si te concentras, eres como un corredor que quita los obstáculos de la pista antes de empezar a correr. Una vez que la pista está despejada, puedes correr muy rápido. En ese momento te conviertes en un tren expreso interno que sólo se detiene al llegar a su destino final.